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Creatividad, cultura y economía
Manuel Pérez Tapia | Doctorante Posgrado en Economía UNAM
Cuando escuchamos música o asistimos a un concierto, cuando leemos un libro, o vamos a un museo, o asistimos a una obra de teatro, al cine, o a una biblioteca, realizamos actividades que tienen una implicación económica y son consideradas en el análisis económico como parte de la recreación, esparcimiento, ocio o tiempo libre.
Sin embargo es posible agrupar a estas actividades en un conjunto que, aunque diverso y heterogéneo, expresa hábitos, costumbres, tradiciones, valores e identidad de pertenencia a un grupo social, es decir, que forman parte de nuestra cultura y en este sentido, el análisis económico constituye una herramienta útil para abordar su estudio.
Partiendo de la definición de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), la cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias. Sin embargo, existen diversas formas de estudiar este fenómeno ya sea como industrias culturales, industrias creativas, economía creativa, ciudades creativas, clase creativa, entre otras.
El estudio de este sector es un campo reciente, al menos desde un enfoque integral y aunque no existe consenso en la definición de alguno de estos enfoques en particular y tampoco en la delimitación de las actividades que conforman el sector en conjunto, las diferentes definiciones coinciden en la creatividad como característica fundamental, generadora de las diversas manifestaciones culturales.
Otra característica común a este grupo de actividades es la transmisión de contenidos simbólicos, esto es, hace referencia al esquema de ideas preconcebidas históricamente por una sociedad y que constituye un conjunto de códigos y contenidos que expresan, comunican y transmiten.
Por otra parte, ligado al reconocimiento de la creación como la principal actividad generadora de estas actividades, se encuentra la propiedad intelectual y sus diferentes modalidades como son el derecho de autor y conexos, la creación y registro de marcas, patentes, las indicaciones geográficas, los diseños industriales, los conocimientos tradicionales, todas ellas formas de propiedad intelectual vinculadas a la creatividad.
Es posible, a partir de estos criterios, identificar las actividades y productos, que conforman al sector de la cultura para delimitarlo y conocer su aportación a la economía. Este análisis lo realiza una cuenta satélite, parte de las cuentas nacionales, que elabora un marco conceptual y construye un conjunto de indicadores que permite dimensionar económicamente al sector de estudio en el marco de la contabilidad nacional lo que permite compararlo con la economía en su conjunto.
Esta medición excluye la producción de bienes y servicios que se relacionan solo de manera parcial con el sector, como es el caso de las bebidas consumidas en los espectáculos, entre otros ejemplos. Tampoco son consideradas las prácticas culturales realizadas en un entorno que no trascienda el círculo reducido de familiares y amigos como fiestas o presentaciones privadas o la práctica personal de un instrumento musical.
Cabe señalar que no son medidas las creencias, tradiciones ni costumbres, como parte fundamental de la cultura, sino los flujos económicos generados por las prácticas culturales, esto es, prácticas como la lectura o asistencia a cursos y talleres son medidas por encuestas de hábitos, mientras la producción que genera estas actividades es objeto de estudio de la cuenta satélite. Adicionalmente, esta medición no pretende medir o evaluar de alguna forma la calidad de la cultura ya que este tipo de apreciaciones solo son el resultado de procesos históricos y sociales.
La delimitación de las actividades que conforman el sector tiene como referencia el esquema de áreas o dominios culturales propuesto por UNESCO, además de las actividades incluidas en otros estudios como el de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD por sus siglas en inglés), la guía de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el manual metodológico de la organización intergubernamental Convenio Andrés Bello, además de la revisión de las cuentas satélite y otros estudios del sector desarrollados por otros países.
A continuación se analizan algunos resultados que presenta la cuenta satélite de cultura de México para el periodo 2008 a 2011. Para conocer su impacto en la economía, se identificaron actividades y productos tales como las artesanías; los libros, periódicos y revistas, el cine; los museos; las bibliotecas, el radio y la televisión; las compañías de teatro, los cantantes y grupos musicales; escritores y artistas; los servicios de diseño; el comercio de productos culturales, la gestión del sector público y la participación de los hogares en la producción cultural, entre otras actividades.
La aportación de este sector a la economía en su conjunto es medida por el PIB de la cultura, que asciende en el año 2011 a 379,907 millones de pesos. Este monto equivale a la suma de valores agregados de las actividades que conforman el sector; esto es, el resultado de restar al valor bruto de la producción, los insumos necesarios (o consumo intermedio) para realizar dicha producción. En la siguiente gráfica, que muestra su distribución, se observa que más del 50 por ciento por ciento se reparte en la Producción de artesanías (21.5 por ciento), que va desde los dulces tradicionales y alimentos típicos, característicos de cada región del país, hasta la joyería, elaboración de fuegos artificiales, juguetes tradicionales, piñatas, textiles, objetos de barro o cerámica y otros materiales, entre otros productos; la producción cultural de los hogares (21.3 por ciento) y el comercio de productos culturales (15.7 por ciento).
Figura 1
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI.
Si se compara la aportación del PIB del sector con el total de la economía, resulta una participación del 2.7 por ciento, esto es equivalente a la suma del PIB de los estados de Nayarit, Tlaxcala y Zacatecas; es menor a la aportación de los Servicios financieros y seguros, que aporta el 3.2 por ciento a la economía pero mayor a la Minería (excluyendo el petróleo) que representa el 2.0 por ciento.
Por su nivel de participación en la generación del PIB destacan actividades como la industria manufacturera (25.6 por ciento), que comprende la producción de artesanías como dulces y otros alimentos tradicionales, ropa tradicional, instrumentos musicales, artículos decorativos de diversos materiales, entre otros productos; fabricación de equipo de audio y video; producción de artículos para escritura, pintura y dibujo. Asimismo, se puede destacar la producción cultural de los hogares (21.3 por ciento).
De cada mil pesos del PIB, veintisiete son generados por la cultura. Es importante destacar que la medición de esta aportación es la contribución del sector y no su impacto en la economía; es decir, no se mide la derrama económica que generan estas actividades, ya que no es objeto de estudio de la cuenta satélite. Sin embargo, por el método de cálculo, el impacto que las actividades del sector de la cultura tienen en el resto de la economía puede identificarse no como parte del PIB, sino como parte de su consumo intermedio; esto es, los insumos requeridos para llevar a cabo la producción.
Figura 2. Ranking en cultura
De esta proporción de veintisiete pesos generados por la cultura respecto al total de la economía, catorce corresponden a bienes y servicios característicos, es decir, los que son típicos del sector; seis pesos son generados por los bienes y servicios conexos: aquellos que aunque son parte del sector son auxiliares o interdependientes como el alquiler de teatros o auditorios o los servicios que proporcionan los medios de comunicación, entre otros.
Adicionalmente seis pesos son generados por los hogares con su aportación en dinero y en especie, además de la valoración de su trabajo no remunerado para organizar y llevar a cabo las fiestas tradicionales (cívicas o religiosas), la adquisición de productos culturales en la vía pública tales como discos de música, películas, software o videojuegos, además de la producción de artesanías para uso personal y los ingresos obtenidos por presentar espectáculos culturales en la vía pública. Finalmente, un peso es generado por las actividades que en materia de cultura aporta el sector público a través de las unidades económicas identificadas como especializadas en cultura (unidades federales como Conaculta, INAH o INBA o estatales como institutos, consejos y secretarías de cultura, museos, casas de cultura, radiodifusoras o estaciones de televisión, entre otras) y no especializadas (como la UNAM, IPN, UAM que aunque su actividad principal sea la educación, participan significativamente en la difusión cultural).
De la proporción entre el Valor Agregado Bruto generado por el sector, respecto de su producción (VBP), tenemos que por cada mil pesos de producción en cultura, se producen seiscientos setenta y cinco pesos de valor agregado. Al interior del sector, esta proporción es distinta en los diferentes productos que la conforman; por ejemplo, para el caso de los cantantes, grupos musicales, artistas, escritores y técnicos independientes, por cada mil pesos de producción, novecientos ochenta son de valor agregado. En contraste, de la producción de aparatos y películas fotográficas por cada mil pesos de producción, doscientos noventa y ocho corresponden a valor agregado.
Por otra parte, de la proporción del consumo intermedio respecto al valor agregado, trescientos veinticuatro pesos de cada mil producidos por la cultura, corresponden a bienes y servicios consumidos en el proceso de producción, lo cual representa los efectos indirectos o inducidos generados por este sector. En el caso de la producción de libros, periódicos y revistas o del cine, se generan más de seiscientos pesos por cada mil de efectos indirectos o inducidos a través de sus insumos utilizados, mientras que, por ejemplo, al comercio de productos culturales corresponden doscientos veintiuno pesos de insumos o efectos indirectos por cada mil de producción.
Por otro lado, la cuenta satélite presenta como parte de sus cuadros de información, la oferta y utilización del sector, que compara la producción de bienes y servicios del sector y los usos que tiene dicha producción ya sea como demanda intermedia o como demanda final.
De este cuadro se puede observar que las importaciones totales son más de tres veces las exportaciones totales del sector. En cuanto a las importaciones por tipo de bienes y servicios, corresponde la mayor proporción al equipo de audio y video (39.7 por ciento) y aparatos y películas fotográficas (23.4 por ciento). Por el lado de la utilización, en las exportaciones destaca la participación que tienen los libros, periódicos y revistas con 34.1 por ciento. Destaca también del cuadro de utilización, la proporción que corresponde al consumo privado, esto es, 86 por ciento lo realizan los hogares.
Entre los resultados que proporciona la cuenta satélite del sector, también es posible identificar variables relacionadas con la ocupación y destacan las remuneraciones, que representan casi el 18 por ciento en relación al PIB de la cultura. La remuneración media anual, que se obtiene de dividir la suma de remuneraciones entre el personal ocupado, asciende a 85 695 pesos, esto es, 7 141 pesos mensuales.
Los puestos de trabajo del sector de la cultura, que aportan el 1.9 por ciento del total nacional, se distribuyen de la siguiente forma:
Figura 3
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI.
Es necesario destacar que no es posible con este tipo de análisis cuantificar los empleos creativos, ya que el método de cálculo está enfocado a la medición de actividades económicas y no a los empleos de estas industrias; de esta forma, existen empleos creativos fuera de las actividades que conforman el sector de la cultura, así como existen actividades no consideradas creativas pero necesarias en el sector.
El análisis anterior solo es una muestra no exhaustiva de las posibilidades que presenta la información generada por la cuenta satélite de cultura, y proporciona un panorama de posibilidades para posteriores estudios o incluso cruces de información con otras fuentes informativas.
Es necesario mencionar también, que la importancia económica del sector cultural es significativamente mayor si se considera su impacto en otras industrias y no solo su contribución, como lo hace la cuenta satélite. Lo anterior, sin considerar que las actividades económicas que conforman el sector de la cultura son simultáneamente, desde otra perspectiva, un fin pero también un medio para el desarrollo económico, ya que no solo produce bienes y servicios y genera empleo sino que constituyen actividades que constituyen una mejora en la calidad de vida de la población. Por tanto, su importancia no radica solo en la generación del valor económico sino de su valor cultural.
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